jueves, 9 de octubre de 2014

¿Tendrás tiempo?

Un relato sobre la eterna espera de Dios por nosotros

Cuando te levantabas esta mañana, te observaba y esperaba que me hablaras, aunque fuera unas cuantas palabras, preguntando mi opinión o agredeciéndome por algo bueno que te haya sucedido ayer. Pero note que estabas muy ocupado buscando la ropa para ponerte e ir al trabajo. Seguí esperando de nuevo, mientras corrías por la casa arreglándote, supe que habrían unos cuantos minutos para que te detuvieras y me dijeras: "¡Hola!", pero estabas demasiado ocupado(a). 

Te observe mientras ibas rumbo al trabajo y espere paciente todo el día. Con todas tus actividades supongo que estabas demasiado ocupado(a) para decirme algo. Pero esta bien, aun 
queda mucho tiempo. Después encendiste el televisor, cenabas, pero nuevamente te olvidaste de hablar conmigo y nada. A la hora de dormir, creo que ya estabas muy cansado(a). 

Después de decirle buenas noches a tu familia, caíste en tu cama y casi de inmediato te dormiste, no hay problema, porque quizás no te das cuenta de que siempre estoy ahí para ti. 
Tengo mas paciencia de la que te imaginas. También quisiera enseñarte como tener paciencia para con otros. Te amo tanto que espero todos los días por una oración, un pensamiento o un poco de gratitud de tu corazón. 
Bueno, te estás levantando de nuevo, y otra vez esperare sin nada mas que mi amor por ti, esperando que el día de hoy me dediques un poco de tiempo. 
¡Que tengas un buen día! 

Tu amigo 

Dios





El Gusano y El Escarabajo

Una historia que habla sobre la verdadera amistad.

Había una vez un gusano y un escarabajo que eran amigos, pasaban charlando horas y horas. 

El escarabajo estaba consciente de que su amigo era muy limitado en movilidad, tenía una visibilidad muy restringida y era muy tranquilo comparado con los de su especie. 

El gusano estaba muy consciente de que su amigo venía de otro ambiente, comía cosas que le parecían desagradables y era muy acelerado para su estándar de vida, tenía una imagen grotesca y hablaba con mucha rapidez. 

Un día, la compañera del escarabajo le cuestionó la amistad hacia el gusano. 
¿Cómo era posible que caminara tanto para ir al encuentro del gusano? 
A lo que él respondió que el gusano estaba limitado en sus movimientos. 
¿Por qué seguía siendo amigo de un insecto que no le regresaba los saludos efusivos que el escarabajo hacía desde lejos? 
Esto era entendido por él, ya que sabía de su limitada visión, muchas veces ni siquiera sabía que alguien lo saludaba y cuando se daba cuenta, no distinguía si se trataba de él para contestar el saludo, sin embargo calló para no discutir. 

Fueron muchas las respuestas que en el escarabajo buscaron para cuestionar la amistad con el gusano, que al final, éste decidió poner a prueba la amistad alejándose un tiempo para esperar que el gusano lo buscara. 

Pasó el tiempo y la noticia llegó: 
El gusano estaba muriendo, pues su organismo lo traicionaba por tanto esfuerzo, cada día emprendía el camino para llegar hasta su amigo y la noche lo obligaba a retornar hasta su lugar de origen. 

El escarabajo decidió ir a ver sin preguntar a su compañera qué opinaba. 
En el camino varios insectos le contaron las peripecias del gusano por saber qué le había pasado a su amigo. 
Llegó el escarabajo hasta el árbol en que yacía el gusano esperando pasar a mejor vida. 

Al verlo acercarse, con las últimas fuerzas que la vida te da, le dijo cuánto le alegraba que se encontrara bien. 
Sonrió por última vez y se despidió de su amigo sabiendo que nada malo le había pasado. 

El escarabajo avergonzado de sí mismo, por haber confiado su amistad en otros oídos que no eran los suyos, había perdido muchas horas de regocijo que las pláticas con su amigo le proporcionaban. 

Al final entendió que el gusano, siendo tan diferente, tan limitado y tan distinto de lo que él era, era su amigo, a quien respetaba y quería no tanto por la especie a la que pertenecía sino porque le ofreció su amistad. 

El escarabajo aprendió varias lecciones ese día. 
La amistad está en ti y no en los demás, si la cultivas en tu propio ser, encontrarás el gozo del amigo.



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